Michele bautizó Gucci Love Parade su primer evento presencial tras la interrupción de la pandemia, porque, explicó, su intención era presentar una parada, algo mucho más grande que un desfile al uso.
Los asistentes se sentaron en sillas de director estampadas con el anagrama de la marca.
Estaban dispuestas en una gigantesca primera fila, que, repartida entre ambas aceras del famoso bulevar, permitía admirar de cerca a los modelos que salían del interior del Teatro Chino, el más bello icono de una calle que cada año se corta al tráfico para otra gran celebración: los premios Oscar.